1 jul 2011
SEGUNDA PARTE...
La historia sólo puede contarse a través de las palabras del actor, y de lo más importante,
sus acciones, elegidas por él en respuesta a los deseos del personaje. En el guión de
Michael Talkin,” The player” (1991), el personaje de un ejecutivo de un estudio, dice: “Si
pudiéramos eliminar a los actores, directores y escritores, sería un negocio perfecto”… Pero
desde entonces, como hemos visto en películas como “Final Fantasy”, todos los intentos en
crear un actor artificial, han fracasado porque alcanzar la perfección para imitar lo humano,
cuesta todavía hoy demasiado caro, pero quizás también porque la perfección no arranca
emociones.
Los actores de cine son personas caminando en la cuerda floja, totalmente expuestos, con
peligros en los dos lados, todavía hoy en el lugar de rodaje separados de la gente que
trabaja alrededor de ellos. Para trabajar con actores, tienes que aprender su equilibrio
delicado y darte cuenta que usan cosas que la mayoría de la gente en su vida diaria hacen lo
imposible para reprimir o por miedo o por el dolor que pueden llegar a producir.
Como director has aprendido en la escuela a manejar máquinas, a enamorarte de la
expresión de un movimiento de cámara, de la belleza de una emulsión, de la perfección de
una imagen. Has estudiado la belleza y crudeza de la luz y de la sombra y los mecanismos
expresivos de cada plano que contribuirán a contar con éxito una historia. Has imaginado
palabras, situaciones, observado paisajes y situaciones queriendo retratar parte de tu visión
de la vida.
En las escuelas, has trabajado, discutido y analizado películas con tus compañeros técnicos,
convirtiéndolos en tus aliados al contar historias, sabes que tendrás que colaborar con ellos y
elegir conjuntamente las propuestas de todo el departamento técnico de una película.
Pero a pesar de que las historias no pueden ser contadas sin la representación de personas
y sus problemas de comunicación nunca has tenido la oportunidad de estudiar a fondo las
posibilidades que brinda un rostro en primer plano o la mecánica de vuestras relaciones.
El actor ha estudiado en su formación teatral, cómo descifrar la personalidad de un personaje
a imaginarla y a recrearla en circunstancias totalmente imaginarias. Será por tanto muy útil
que puedas crear en el actor un cómplice desde el período de preproducción de la película.
Es necesario que sepas aprender y compartir la belleza en observar la complejidad de las
relaciones humanas, y del proceso de pensamientos y actitudes, de la que el actor es
especialista y máximo factor de identificación y transferencia con el espectador.
“No hay nadie que no sea bello en su interior, que no tenga un mundo fascinante a
descubrir”
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